marzo 03, 2016
Cohíba por dentro
febrero 01, 2016
Entre pinceles e historia.
Por Reno Massola
Pasaron inadvertidos para
los transeúntes a lo largo de los años. Por estos días, el muro perimetral del
Ministerio de la Industria Alimentaria muestra un colorido inusual. La que
otrora fuera la renombrada compañía Nueva Fábrica de Hielo, alberga un singular
patrimonio que abarca desde esculturas y
relieves en bronce que rememoran los inicios de la singular empresa y
sus fundadores, vitrales alegóricos, hasta
chapas o tapas de las botellas de las bebidas que producían fundidas en
morteros de cemento que hoy llaman la
atención de los viandantes.
Con la idea de enlucir el
entorno del céntrico edificio, la
administración de dicho ministerio contrató los oficios de una cooperativa no agropecuaria que se hizo cargo
del difícil trabajo de restauración.
El diseñador y
muralista Luis Miguel Jiménez Rodríguez
ha sido la mano detrás de los colores que resaltan las chapas de botellas de
cervezas, algunas ya desaparecidas, pero
que alcanzaron gran renombre. Cuenta que personas mayores, vecinas del lugar,
les han dicho que nunca se había hecho
tal obra, ni siquiera en su inauguración. Luis habla con satisfacción pues es
uno de los trabajos más interesantes y exigentes que ha enfrentado y reconoce
la importancia de la historia. También habla con orgullo de su joven hija
Sheila Jiménez Alfonso que lo acompaña en la obra. Graduada de Bibliotecología, Sheila labora con Luis en las encomiendas que
realiza, ahora como trabajador de la cooperativa, desde bien
pequeña. De niña, dice, le agarraba los
pinceles al padre y actualmente también pinta en lienzos. Hoy, subida en los
andamios, de trazo en trazo nos habla de la satisfacción que siente al seguir
los pasos del padre.
En ambos se trasluce la
pasión por lo que hacen y no son pocos los elogios que reciben de quienes por
estos días “descubren” y disfrutan de estas singulares figuras que gracias a
sus talentos cobran nueva vida, realzan el entorno y rescatan la historia.
enero 18, 2016
Retreta para un domingo (+ video)
Por Reno Massola
Las retretas, definidas como esa función musical nocturna al aire libre, generalmente en parques y paseos por una banda militar o de cualquier otra institución, no son un recuerdo de mi infancia. Cuando nací ya casi no se daban en La Habana, aunque en los pueblos del interior conservaron la tradición.
Un domingo caminando por Regla, ese municipio habanero de “ultramar”, buscando fotos distintas, sentí unos instrumentos afinando cerca del parque. Allí me topé con la Banda Municipal. Era mi cumpleaños y decidí regalarme una retreta. Disfrute cada pieza interpretada por músicos muy jóvenes mientras recordaba los cuentos que los mayores de la familia hacían de sus domingos del pasado.
Y me alegra que se intente mantener esta tradición que acerca la música a los parques y plazas. Y a los ciudadanos que se toman un receso en su bregar diario para escuchar una melodía que tal vez en el futuro les traiga remembranzas como a mis abuelos.
Un domingo caminando por Regla, ese municipio habanero de “ultramar”, buscando fotos distintas, sentí unos instrumentos afinando cerca del parque. Allí me topé con la Banda Municipal. Era mi cumpleaños y decidí regalarme una retreta. Disfrute cada pieza interpretada por músicos muy jóvenes mientras recordaba los cuentos que los mayores de la familia hacían de sus domingos del pasado.
Y me alegra que se intente mantener esta tradición que acerca la música a los parques y plazas. Y a los ciudadanos que se toman un receso en su bregar diario para escuchar una melodía que tal vez en el futuro les traiga remembranzas como a mis abuelos.
enero 11, 2016
De puerta en puerta
Por Reno Massola
Cuando caminamos una ciudad se nos escapan muchísimos detalles que
nos hablan de costumbres, tradiciones y del espíritu del pueblo que la habita.
Con paciencia y perspicacia podemos descubrir historias detrás de cada uno de
ellos. Alejo, mi profesor de Historia
del arte, nos decía que nos perdíamos la
mitad de la ciudad porque nunca mirábamos para arriba. Y es verdad.
Al paso y con paciencia podemos admirar como se
imbrica el pasado con el presente en los detalles de las puertas, por ejemplo. Las olvidadas aldabas, con la que llamábamos a los vecinos, hoy sustituidas por un timbre
o simplemente por los nudillos de las manos.
El hierro y el cristal remplazando la madera de antaño. El tiempo y
sus malos aliados carcomiendo la
historia.
Podría parecer indiscreto ir
de puerta en puerta, y más con una cámara fotográfica en mano. Pero este no es el caso.
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